Firmado en la Historia (I) : La Carta de Tito a Stalin
Cartas y Documentos se me presentaron siempre como la materialización de la Historia. Sean de carácter oficial o privado son testigo y prueba de que los hechos históricos, de hecho, sucedieron, y de que sus protagonistas fueron hombres de carne y hueso y no figuras míticas cuya existencia se limita a las palabras que narran sus grandes hazañas.
Firmado en la Historia pretende seguir de cerca algunos de los escritos mas destacados de la Historia de la humanidad, que encierran en si un gran bagaje político, implicaciones y grandes repercusiones en el destino de sus protagonistas.
La carta de Josip Broz Tito es, a mi parecer, el mas claro ejemplo de un hombre de personalidad "soviética". Tito fue, durante toda su vida, la personificación de la fuerza, de la independencia y de la liberación de la soberanía limitada a la que Stalin sometía a los países de la orbita soviética. Un hombre con tales pretensiones de independencia y libre actuación que escapo por completo a las presiones de Stalin, evito replegarse ante el mismo e incluso se enfrento a él directamente.
El contexto político que envuelve este anecdótico escrito no es mas que el de la consolidación del bloque comunista bajo un férreo control de Josef Stalin; potencias sofocadas y sometidas, entre las que encontramos una Yugoslavia -territorito de serbios, croatas y eslovenos- con grandes pretensiones de seguir su propio camino. Si bien Yugoslavia siempre presento una política de corte comunista, hecho que Stalin no podría reprender, esta lo hizo -o trato de hacerlo- soltando la mano de la URSS.La oposición de Stalin fue clara; ni podía consentir la conformación de un estado de tales dimensiones dentro del bloque comunista ni se arriesgaría a incluir Macedonia - un estado Griego, habiéndose independizado Grecia en los años 20 del s. XIX, tras la guerra Greco-Turca, gracias al apoyo de Inglaterra- un estado de segunda división.
Así, Tito dejará claro que, como Stalin, él también era un hombre de armas tomar, y que era mejor para el gran líder dejarle obrar a su libre albedrío.